El día en Maadid comenzó tranquilo, sin madrugar, sin prisas y con entusiasmo, ya que la etapa llevaría a los participantes de Explorers Classics a las dunas de Merzouga, lugar al que todos deseaban llegar.
La caravana puso rumbo a Erfoud, donde tras una parada en el pintoresco Café Des Dunes, y la rápida visita a alguna de las tiendas que lo rodean, continuó la ruta. Estando en la tierra de los fósiles, era inevitable parar en una de sus tiendas-factorías, y conocer el proceso para encontrar y extraer los restos naturales que el tiempo ha conservado escondidos en sus tierras, algunos de increíble tamaño, singularidad y belleza.
Continuó la marcha hacia Rissani, donde su famosa y espectacular puerta esperaba a los coches de Explorers Classics con una sorpresa: pocos metros después de pasar bajo su grandioso arco, el Corvette comenzó a dejar un rastro de líquido refrigerante, parando a la entrada de la calle principal de Rissani. El espectáculo estaba servido, ya que niños y no tan niños miraban curiosos y admirados los coches de Explorers Classics, tan poco habituales, y menos en esas latitudes.
El personal de la organización comprobó rápidamente que se trataba de una avería del electroventilador, que provocó la rotura del radiador. Y de nuevo Marruecos mostró su maravillosa hospitalidad: pese a disponer del vehículo de asistencia con plataforma remolque de la organización, niños, jóvenes y no tan jóvenes se lanzaron entusiasmados a empujar el Corvette los pocos metros que le separaban del taller local recomendado, situado un par de calles más abajo.
Pese a los rudimentarios medios del taller, el mecánico demostró sus habilidades con rapidez y soltura, poniéndose de inmediato a reparar el coche, algo impensable en la mayoría de los talleres en España.
Dos miembros de la organización se quedaron en el taller para comprobar la reparación, mientras el resto del grupo visitó en Rissani el Mausoleo Moulay Ali Cherif, continuando posteriormente hacia las deseadas dunas de Erg Chebbi. El trayecto que separa Rissani de Merzouga es de una belleza extraordinaria y exótica. Las dispersas palmeras que lo rodean acompañan el viaje, y lo abandonan para dejar paso a las fabulosas vistas que ofrece el mar de dunas de Erg Chebbi.
La comida esperaba en el Albergue Amazir, de Hassilabied, sorprendiendo con unos deliciosos tajines de keftas con huevo y tomate, que fueron disfrutados en la terraza junto a la piscina y sus vistas a las dunas. La fantástica temperatura y el entorno único en el que reinó el ambiente de diversión y relajación, animaron la sobremesa. Incluso alguno de los participantes se bañó en la piscina.
Al atardecer, parte del grupo partió hacia el corazón de las dunas con la excursión en dromedarios, para deleitarse de la mágica puesta de sol que sólo el desierto puede ofrecer.
El resto del grupo decidió visitar el Museo Nacional de Automoción de Marruecos, situado en Merzouga y que curiosamente abre sus puertas de forma gratuita a cualquier visitante que llame a su puerta, sin horarios establecidos.
En él se encuentra una insólita colección de coches, cedida de forma indefinida al museo por su propietario, un pudiente qatarí, que acepta ofertas para su venta. Desde un moderno y modificado Jeep de doble ancho, hasta réplicas de antiguos Ford T, la colección pasa por modelos y épocas que cualquier aficionado sabe apreciar.
El grupo se reunió de nuevo en el hotel: la excursión de dromedarios, los que visitaron el museo del automóvil y el Corvette ya reparado, finalizando el intenso día en las fabulosas y exóticas instalaciones de la Kasbah Tombouctou, al pie de las dunas.